Durante la Edad media los monasterios eran reductos culturales. Los monjes despreciaban la
tradición oral y copiaban a mano manuscritos, traducían, ilustraban todo tipo de textos pero, sobre todo, los pilares de la cultura clásica y de la religión católica. Su obra capital fue la versión latina de la Biblia, la conocida como Vulgata (S. IV)
En los monasterios cada uno tenía su misión. en muchos casos refundían en un solo texto historias en las que intervenían los mismos protagonistas o se recreaba en un determinado aspecto. De ahí las distintas versiones que pueden habernos llegado de una misma obra.
El latín era la lengua vehicular fuese cual fuese la nación en la que se escribiesen los textos (en España, las Etimologías de San Isidoro; en Francia la historia de Eloísa y Abelardo, cuentos medievales...) y lo fue hasta bien avanzada la edad media.
A pesar de la disparidad de textos, podemos condensar los temas que trataban en tres bloques:
- Textos didácticos: colecciones de cuentos y apólogos, fábulas, leyes, reflexiones filosóficas...
- Crítica a vicios y costumbres de todos los estamentos sociales.
- Exaltación de los placeres cotidianos: sensualidad, bebida, diversión...
Destacan en estos dos últimos bloques los goliardos y los clérigos vagantes, eruditos clérigos y universitarios de vida errante y disoluta que proliferaron durante la Edad media Cronológicamente tienen su desarrollo desde el siglo XI al XIII.
Los segundos se ganan el sustento diario ejerciendo actividades más o menos relacionadas con los juglares. Los goliardos son, o bien clérigos sin beneficio o monjes que han abandonado el claustro de las ordenes religiosas y se han entregado a una vida irregular y errabunda.
Son gente preparada, culta y orgullosos de serlo; por ello, la suya no es una poesía para divertir al pueblo (que, para empezar, no sabía latín y que tampoco sabría apreciar y entender su agudeza) sino cantar para un grupo de personas cultas.
Entre los muchos cancioneros en los que se ha conservado la poesía goliardesca se encuentran la colección denominada Carmina Burana, que reúne poemas escritos en Alemania, Francia e Inglaterra.
Los temas que tratan estos poemas manifiestan una actitud hostil hacia la jerarquía eclesiástica, desde el Papa y los Obispos hasta la corte pontifica, el clero y el monacato. Tanto cantan los placeres carnales como denuncian la corrupción del clero y se encomiendan al destino como director de la existencia humanaSin embargo, hay que destacar que los autores o sus poemas no pretenden en ningún momento cuestionar la fe y tampoco el dogma, incluso la actitud de los goliardos no supone herejía, ni escepticismo, ni oposición al dogma de la iglesia.
El O Fortuna, es un poema goliardesco escrito en latín medieval, a principios del siglo XIII, que forma parte de la colección conocida como Carmina Burana. Está dedicado a Fortuna, diosa romana de la suerte cuyo nombre en itálico era Vortumna, que significa "la que rueda".
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